Tal vez no tomé dimensión del asunto cuando vi el flyer del Back to the Beginning. Fue recién cuando escuché el cover de “Mr. Crowley” que Jack Black le dedicó a Ozzy que me cayó la ficha. La banda más importante de la historia y creadora del género metálico pone fin a una larga trayectoria. Deja tras de sí un legado incalculable y una increíble cantidad de fanáticos con lágrimas en los ojos.
Y es que el pasado 5 de julio, luego de un cartel repleto de los exponentes más grandes del heavy metal y un número récord de espectadores, Black Sabbath y Ozzy se despedían de los escenarios para siempre.
Es difícil de asimilar, sobre todo cuando de este lado del charco hay más complicaciones para ver este tipo de artistas. Pero sin dudas, el factor principal es mi edad. No tuve la chance de verlos en su mejor época, ni siquiera de ver a Ozzy Osbourne en su mejor época, y ahora que la fiesta ha terminado definitivamente, siento que llegué muy tarde.
No tiene sentido lamentarse a esta altura. De todas formas, era muy chico la última vez que Ozzy piso suelo argentino.
No voy a incluir a Dimebag Darrell o Chuck Schuldiner en esto porque, de haber podido asistir a un concierto de Pantera o Death, no hubiese tenido conciencia plena. DIO murió cuando aún estaba en la primaria. Lemmy, cuando estaba en secundaria. Pero a Ozzy tal vez lo hubiese podido ver, y hoy es uno más de los grandes artistas que jamás voy a poder conocer en mi vida.
¿Qué consuelo puede tener un simple mortal como yo? Ver que cantó por última vez como si los años y las enfermedades no pesaran sobre su cuerpo, y que se pudo despedir de este plano de la mejor forma posible, dejando un legado que perdurará por generaciones.
Un ídolo que, como tantos, se va por la puerta grande.
¿Cómo será el futuro de la música pesada?
Jack Black es un artista que no solo me ha cautivado con su música y películas, sino que pasó a ser una personalidad importante a lo largo de mi vida, y un tipo al que le tengo mucho respeto.
Verlo cantar semejante tema con sangre joven acompañándolo —entre ellos el hijo de Tom Morello en guitarra y el hijo de Scott Ian en bajo— me generó una mezcla de emociones positivas y melancólicas, al mismo tiempo que esperanzadoras.
Y es que, al contrario de lo que se dice, las ventas de música en formato físico y la concurrencia a festivales siguen en alza, y cada día el número de bandas y artistas activos es mayor. Lo cual, a su vez, dispara la cantidad de álbumes que salen cada año.
Independientemente de que te guste o no la actualidad del metal, el movimiento sigue activo, incluso en países donde antes era solo una utopía.
Pocos minutos después de ver los videos del Back to the Beginning, me topé con el "aftermovie" del Resurrection Fest y quedé impactado con la cantidad de gente que se ve.
Como les decía: te pueden gustar o no las bandas que hoy día encabezan los carteles o que la están "pegando", pero más que amargarnos deberíamos festejar que la rueda sigue girando.
Tal vez sea tiempo de que cambiemos el foco y tratemos de abrir un poco más la mente para darle oportunidad a artistas nuevos (sin caer en la hipocresía), que verdaderamente tengan un deseo profundo de hacer música más allá de la superficialidad de los likes y alguna que otra ganancia.
Quizás por esto, y dominados por nuestros prejuicios, nos estemos perdiendo del próximo gran artista que, dentro de 30 o 40 años, estará tocando en su despedida y más de uno de nosotros lo estará observando con ojos vidriosos.
Descansa en paz, principe de las tinieblas. Tu legado perdurará por siempre en nuestro corazones.
Ozzy Osbourne 1948-∞



