Resulta abrumador que el universo digital al que estamos expuestos sea cada vez más vasto. Para procesar semejante caudal de información, nuestros cerebros deberían funcionar como supercomputadoras, algo que dista mucho de la realidad.
La cantidad de lanzamientos anuales representa un verdadero reto para el oyente común, que apenas dispone de unas horas diarias para su pasión.
Entonces... ¿cómo descubrir música nueva sin perder la cabeza en el intento? Para eso existen los blogs.
Quien desee explorar música necesita fuentes propias, esos pantanos de los cuales nutrirse de nuevos descubrimientos. Porque si esperas a que el algoritmo te ofrezca algo valioso, no solo será improbable que ocurra, sino que te convertirás en un consumidor vacío. En esta era de inmediatez, internet está plagado de desechos y cada vez cuesta más hallar lo que realmente buscamos.
Cruciamentum nace en 2007, pero recién en 2013/14 los encontré gracias a su demo Convocation of Crawling Chaos (2009), donde ya se vislumbraba el enorme potencial de la banda. Recuerdo haberlo escuchado con insistencia en aquellos años en que me sumergía en el death metal de los 90, sin distinguir demasiado entre este material y los clásicos. Era, y sigue siendo, un trabajo notable.
Tiempo después llegó su debut Charnel Passage (2015), donde consolidaron lo que habían insinuado en sus primeras grabaciones, desplegando composiciones de estructuras monumentales y atmósferas abisales. Fue un disco al que dediqué mucha escucha y energía.
Finalmente, en 2023 la agrupación regresó con un nuevo LP, y es de él de lo que hablaré hoy.
Obsidian Refractions es un álbum opresivo, como si respirara el lamento de los muertos. Sus estructuras son disonantes y corrosivas, mientras el gutural cavernoso resuena con ecos en lo profundo. Los riffs se erigen como pilares colosales sostenidos por tremolos malignos. Cada tema recorre paisajes sonoros que transitan emociones y conceptos como ira, misterio, desesperación, caos, incertidumbre, ocultismo y muerte.
La imponente fuerza monolítica del grupo se expande con solos delirantes, técnicos y originales, abundantes a lo largo de la obra. En “Charnel Passages”, que además abre el disco, encontramos cinco de estas ofrendas a la destreza instrumental. Y qué apertura: uno de los cortes más demoníacos, enfermizos y frenéticos de los algo más de 40 minutos que dura el álbum.
Un detalle llamativo es que esta canción comparte título con su debut, lo que sugiere un concepto subyacente: como si este álbum funcionara como continuación del anterior, un tránsito a través de esos “pasajes carnales” hacia un nuevo capítulo. Iniciar así establece un vínculo directo y simbólico, expandiendo el universo sonoro y temático que habían edificado.
Este estilo ha ganado enorme fuerza en los últimos años. Aunque sus raíces provienen de los 90 con nombres como Incantation, Immolation o dISEMBOWELMENT, no se consolidó como corriente definida hasta bien entrados los 2000, en especial hacia 2008/09, cuando bandas como Dead Congregation, Grave Miasma y, por supuesto, Cruciamentum, le dieron notoriedad.
Estos ingleses no son una banda más. Obsidian Refractions es la muerte transformada en música: una obra que explora con contundencia el nihilismo existencial. Por su nivel técnico, lírico y visual, lo considero uno de los mejores discos de los últimos años.

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